lunes, 26 de marzo de 2012

CARTA A LOS GÁLATAS. I. REIVINDICA SU TÍTULO DE APÓSTOL Y SU DOCTRINA.

 11Os advierto además, hermanos, que la buena noticia que yo os anuncié no es invento humano; 12porque tampoco a mí me la ha transmitido ni enseñado ningún hombre, sino una revelación de Jesús como Mesías.
             13Sin duda habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo; con qué saña perseguía yo a la Iglesia de Dios tratando de destruirla 14y hacía carrera en el judaísmo más que muchos compatriotas de mi generación,  por ser mucho más fanático de mis tradiciones ancestrales.
            15Y cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó 16revelarme a su Hijo para que yo lo anunciara a los paganos, no consulté con nadie de carne y hueso ni tampoco 17subí a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, sino que inmediatamente salí para Arabia, de donde volví otra vez a Damasco.

EXPLICACIÓN.

11-17.     El evangelio que predica procede de una intervención divina en su vida; por ella descubrió que Jesús era el cumplimiento de las promesas hechas a Israel y el fundador del Israel definitivo (como Mesías) (11-12). El tiempo que vivió en el judaísmo no fue una preparación al cristianismo; no hubo ningún acercamiento gradual ni simpatía; todo lo contrario, saña, efecto de su fanatismo (13-14). Su conversión no tuvo relación alguna con los Doce. Recibida la revelación y misión divinas (cf. Is 49,1;Jr 1,5), no necesito de nadie que le enseñara ni explicara el evangelio (15-17).             

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