martes, 27 de marzo de 2012

CARTA A LOS GÁLATAS. IV. LA LIBERTAD CRISTIANA. 4,21-5,1.

                21Vamos a ver, si queréis someteros a la Ley, ¿por qué no escucháis lo que dice la Ley? 22Porque en la Escritura se cuenta que Abrahán tuvo dos hijos; uno de la esclava y otro de la mujer libre, 23pero el de la esclava nació de modo natural, mientras el de la libre fue por una promesa de Dios.
               24Esto significa algo más: las mujeres representan dos alianzas; una, la del monte Sinaí, engendra hijos para la esclavitud: ésa es Agar 25(el nombre de Agar significa el monte Sinaí, de Arabia) y corresponde a la Jerusalén de hoy, esclava ella y sus hijos.
              26En cambio, la Jerusalén de arriba es libre y ésa es nuestra madre, 27pues dice la Escritura:

                Alégrate, la estéril que nos das a luz,
               rompe a gritar, tú que no conocías los dolores,
              porque la abandonada tiene muchos hijos,
             más que la que vive con el marido (Is 54,1).

            28Pues vosotros, hermanos, sois hijos por la promesa, como Isaac. 29Ahora bien, si entonces el que nació de modo natural perseguía al que nació por el Espíritu, lo mismo ocurre ahora. 30Pero, ¿qué añade la Escritura?: "Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no compartirá la herencia con el hijo de la libre" (Gn 21,10). 31Por tanto, hermanos, no somos hijos de esclava, sino de la mujer libre.     5          1Para que seamos libres nos liberó el Mesías; conque manteneos firmes y no os dejéis atar de nuevo al yugo de la esclavitud.

EXPLICACIÓN.

4,21-5,1.    Tomando pie de la Ley misma (el Pentateuco como narración histórica), ataca Pablo el deseo de someterse a la Ley (el código legal). Utiliza el pasaje de Gn 16-21. Los judíos se consideraban descendientes de Sara, mujer de Abrahán, y despreciaban a los ismaelitas descendientes de Agar, su esclava.

                Pablo invierte los términos: los descendientes de Agar, la esclava, son los judíos; los de Sara, la mujer libre, los cristianos. Los primeros descienden de Abrahán de modo natural; los segundos, en virtud de una promesa, cuando Abrahán y Sara eran estériles por su vejez (21-23). En las dos ciudades, la de Jerusalén de hoy o terrestre (25) y la de Jerusalén de arriba o celeste (26) ve la figura de las dos alianzas, la de la Ley (cf. 3,3: la materia) y la del Espíritu, que procede de Dios (24-27).

                La persecución del esclavo contra el libre se repite hoy (28-30). Ser cristiano significa ser libre: el yugo de la esclavitud, el de la Ley, cuyas prescripciones encierran al hombre en un marco que le impide disponer de su vida (4,31-5,1).

No hay comentarios:

Publicar un comentario