martes, 27 de marzo de 2012

CARTA A LOS GÁLATAS. INCIDENTE CON PEDRO. 2,11-21.

    11Pero cuando Pedro fue a Antioquía tuve que encararme con él, porque se había hecho culpable. 12Antes que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los paganos; pero llegados aquéllos empezó a retraerse y ponerse aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión.
                    13Los demás judíos se asociaron a su ficción y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar con ellos a aquella farsa. 14Ahora que cuando yo vi que no andaban a derechas con la verdad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos:
                   -Si tú, siendo judío, estás viviendo como un pagano y en nada como un judío, ¿cómo intentas forzar a los paganos a las prácticas judías? 15Nosotros éramos judíos de nacimiento, no de esos paganos pecadores, 16pero comprendimos que ningún hombre es rehabilitado por observar la Ley, sino por la fe en Jesús Mesías. Por eso también nosotros hemos creído en el Mesías Jesús, para ser rehabilitados por la fe en el Mesías y no por observar la Ley, pues por observar la Ley "no será rehabilitado ningún mortal" (Sal 143,2 LXX). 17Ahora, si por buscar la rehabilitación por medio del Mesías hemos resultado también nosotros unos pecadores, ¿qué?, ¿está el Mesías al servicio del pecado? -¡Ni pensarlo!-, 18porque si uno construye de nuevo lo que demolió una vez, demuestra uno mismo haber sido culpable.
                  19Lo que es yo, estando bajo la Ley morí para la Ley, con el fin de vivir para Dios. Con el Mesías quedé crucificado y ya no vivo yo, vive en mí Cristo, 20y mi vivir humano de ahora es un vivir de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí. 21Yo no inutilizo el favor de Dios; y si la rehabilitación se consiguiera con la Ley, entonces en balde murió el Mesías.

EXPLICACIÓN.

11-21.         Pablo confirma su tesis relatando un encuentro que tuvo con Pedro en Antioquía (1). Si alguien falla en la comprensión del evangelio, no es Pablo, sino los de Jerusalén. Pedro, al llegar a Antioquía, entra en plena comunión con todos los miembros de la comunidad; se sienta a la mesa con los paganos, actuando como quien está libre de las prescripciones de la Ley judía. Al llegar emisarios de Santiago, cambia la actitud de Pedro (12); por su culpa, se crea división en la comunidad; los de origen pagano, que no se atienen a las prescripciones religiosas judías, aparecen como cristianos de segundo rango. Los partidarios de la circuncisión son los emisarios de Santiago, que exigen a los paganos la circuncisión y la observancia de la Ley.

                   Retroceso respecto a la entrevista de Jerusalén. Ascendiente de Santiago sobre Pedro. Éste quiere complacer a hombres (cf. 1,10). Lo mismo Bernabé (13). Interviene Pablo. Valoración negativa de la conducta de Pedro y los otros. Reproche público de ofensa pública. Denuncia de la hipocresía (14). Pecadores, "descreídos". Inutilidad de la Ley para la salvación; fe común de Pedro y de Pablo; sólo la adhesión (la fe) a Jesús como Salvador (Mesías) libera de los pecados y crea la nueva relación del hombre con Dios (15-16). La vuelta atrás significaría que Jesús, el Mesías, los ha engañado, que, en vez de salvar (unir a Dios y así rehabilitar al hombre), hacía pecar (separaba de Dios, dejando al hombre en su miseria) (17-18).

                Cuando era judío, Pablo vivía para la Ley, pues ésta concentra la atención del hombre en la observancia de sus preceptos; es ahora cuando, libre de la Ley, vive para Dios. Está identificado con la muerte de Jesús y la adhesión a él en su vida. Decisión irreversible (19-21).                

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